domingo, 2 de julio de 2017

15. Juguetes rotos.

A todos a lo largo de nuestra vida nos ha encantado siempre tener juguetes y poder hacer con ellos lo que queramos, quitarles un brazo, tirarlos al suelo, volverlos a montar, hacer peleas con ellos, fingir que estaban volando en un avión...
Pero vamos a pensar por un segundo en estos juguetes, ¿Qué pasa si no les gustaba que jugasen con ellos? Nunca nos hemos parado a pensar en lo que les hacíamos ¿verdad?, ni en cómo se sentirían siendo los juguetes de alguien...

  • Os voy a contar una pequeña historia:
Érase una vez una persona que le gustaba jugar mucho mucho muuuucho con un juguete. Pasaba mucho tiempo del día divirtiéndose con él y nunca quería dejar de jugar, por mucho tiempo que pasara...
Entonces algo cambió y ese juguete ya no quería que jugara más con él, a pesar de que se lo pasara tan bien con su persona. Pero ese juguete a pesar de tener el valor de desprenderse de su persona, añoraba esos juegos y esos buenos recuerdos que tenía de su persona y ya nada era igual, nada era lo mismo.
Pasaron años y años y años y esos recuerdos seguían grabados en su piel e incluso en lo más profundo de su corazón y por más que intentaron jugar con él, ya nada se pudo equiparar a quién en su día fue su dueña porque nadie JUGÓ con él como ella lo hizo.



Y ya que estamos hablando de juguetes, hay una película en particular que trata sobre este tema "Toy Story" y en la 3ª parte, nos encontramos con un juguete muyyyyy malvado, el oso rosa.
Sinceramente no pienso que sea un juguete malo, todo lo contrario, pienso que era un juguete fantástico, maravilloso, bondadoso, dulce, atento, cariñoso, que solo se centraba en hacer FELIZ a SU persona, pero en un momento de su vida algo hizo que todo cambiara, bueno más bien ALGUIEN.
Ese alguien era todo para él y cuando le fallaron, toda esa bondad y generosidad que desprendía anteriormente se transformó en egoísmo, odio, rencor y maldad.


Los demás juguetes le temían pero eso a él ya no le importaba, porque cuando dio todo por hacerla feliz no valió absolutamente para nada.
Es más hubo un punto que hasta dejó de importarle el volverse un juguete ruin, mezquino, odioso, dañino, incluso que disfrutaba de las cosas malas que ocurrían a otros juguetes... un juguete que NUNCA habría sido, si le hubieran tratado como merecía.


Solo espero que el oso rosa de Toy Story 3 algún día vuelva a encontrar a una nueva persona, pero que juegue con el de buena fe, con el corazón en la mano y entregándoselo en cada juego que compartan y que esta vez pueda ser feliz sin miedo a que le vuelvan a hacer lo mismo. Aunque eso sí, costará MUCHÍSIMO el poder volver a confiar en una persona.

Para terminar este post solamente decir que quizás algunos juguetes actúan mal porque a ellos es así tal y como les han tratado, es decir, se han visto obligados a ser esos seres y es que hay un dicho que dice así:
"A veces para enfrentarte a un monstruo tienes que convertirte en uno de ellos"
Por último solo decir que no soy un mal juguete, solamente han jugado mal conmigo.


Ojalá llegué el día en que pueda volver a jugar tranquilamente con alguien sin tener miedo de que te hagan lo mismo.

Bueno si a alguien le apeteciera escribir cualquier cosa en los comentarios, están activados también los comentarios en anónimo :)


¡Muchas gracias por pasaros!